Una de las dudas más frecuentes tras un accidente de tráfico es si el perjudicado conserva su derecho a una indemnización cuando ha tenido parte de culpa. En estos casos entra en juego la llamada concurrencia de culpas, una figura legal que analiza el grado de responsabilidad de cada conductor para repartir proporcionalmente las consecuencias económicas. Comprender cómo funciona este sistema es esencial para reclamar con éxito.
La concurrencia de culpas se produce cuando más de un conductor contribuye al origen del accidente. No se trata de determinar un único responsable absoluto, sino de valorar en qué medida cada implicado ha contribuido al siniestro. Esta valoración influirá en el porcentaje de indemnización que corresponde a cada parte.
Por ejemplo, si un vehículo circula a velocidad excesiva y otro invade parcialmente su carril, ambos han cometido una infracción que ha favorecido la colisión. En ese supuesto, la responsabilidad no será exclusiva de uno solo, sino compartida.
La determinación de los porcentajes de culpa se realiza a partir de:
En base a toda esta información, se reparte la responsabilidad. Por ejemplo, un 70 % para un conductor y un 30 % para el otro.
El principio básico es que la indemnización se reduce proporcionalmente al grado de culpa. Así, si una víctima tiene derecho a 10.000 € pero se le atribuye un 30 % de responsabilidad en el accidente, la indemnización se reducirá a 7.000 €.
Esto significa que, incluso con parte de culpa, el afectado no pierde totalmente su derecho a indemnización, salvo en casos de culpa exclusiva.
Algunos supuestos típicos de concurrencia de culpas son:
En la práctica, las aseguradoras tienden a maximizar la culpa atribuida a la otra parte para reducir el pago. Por ello, contar con un abogado de accidentes de tráfico en Málaga es fundamental. Este profesional analizará los informes, recopilará pruebas y defenderá un reparto de responsabilidad justo que garantice la mayor indemnización posible.
Aun teniendo parte de culpa en un accidente, usted conserva su derecho a una indemnización, aunque esta se verá reducida en proporción a su grado de responsabilidad. La clave está en demostrar, con pruebas sólidas, que la contribución al siniestro no fue exclusiva. Para ello, la ayuda de un especialista en reclamaciones de tráfico resulta decisiva.